miércoles, 7 de mayo de 2014

El arte de cocinar.

Cuando tenía diez años me vi obligada a aprender a cocinar en casa. Mi madre se quedó sin vista y no pudieron hacer nada por que volviera a vernos.
Mis padres tenían una asistenta que limpiaba en casa un par de días en semana.
 Le pidieron que los días que venía a casa se encargara de preparar la comida. ¡ Madre qué desastre de señora ! ¡ Era peor que comer en aquel colegio dónde te ponían macarrones hervidos tal cual ! Carne asada semicruda y llena de carreteras de nervios...

Comencé con platos sencillos. Luego llegaron los guisos. El cocido madrileño. En navidad me pasaba toda la santa mañana en la cocina y en el pequeño cuarto de estar que era vecino de la señora. De la señora cocina. Preparaba con gran esmero la famosa ensaladilla rusa. Ensaladilla a la que tenía que componer su mahonesa ( también se dice mayonesa pero a mi me encanta Menorca y su Mahón ).
Luego cortaba los aperitivos, hervía las gambas, hervía y doraba ajos para la lombarda. La salaba y añadía el vinagre con tiento. Pues no hay nada más detestable que una lombarda con exceso de vinagre.
Mi padre también tuvo que aprender a cocinar. Se le daba bien. Así con él aprendí el mundo de los asados.

¡ Madre mía cuántas recetas habré preparado en estos casi cuarenta años ! - Jajajaja - Muchas. Pero pobre de los libros de recetas. Soy de esas que se leen la susodicha y cierra el libro. Luego lo tengo que volver a abrir para comprobar sus cantidades. Sobre todo para los postres. Los postres son los más matemáticos de todos los platos. 

Hoy en día entro en el corazón de la casa, la cocina, mi refugio y santuario, y me pongo la música para cocinar. Para crear. Pues cocinar es crear después de tantos años. Saco de la nevera y de sus alacenas los ingredientes y entre canto y baile creo. Bailo, canto, pienso, pienso mucho. Recuerdo. Vuelo...

Me invento la mitad de los platos. Antes era más de pensar en lo que me apetecía comer y conseguir los ingredientes necesarios. Aunque otras, más improvisadas, decía por ejemplo " hoy paella"... y a mitad del plato me daba cuenta de que tenía sólo un puñado de arroz.
Ahora miro lo que tengo en casa y cocino un plato. Ahora venimos de la huerta con un "exceso" de acelgas o de habas y tiro de esos ingredientes.

Hay personas que no saben estar sin componer música, sin pintar o hacer fotos. Yo no sé estar sin música tampoco. Pero mi creación es culinaria.  Me encanta hacer platos ricos para mi familia y amigos. Y siempre al son de la música. Y de hecho he bautizado con nombres de grupos a algunos:
- magdalenas Love of Lebian.
- croquetas Freedonia.
 ...............................................
- paella : ésta no es con nombre de música, sino de alguien querido que se marchó. Paella Sampedro.  

Me apenan aquellas personas que piensan que cocinar es una pérdida de tiempo.
¿ La música es una pérdida de tiempo? ......... NO.
                           La cocina tampoco.







No hay comentarios:

Publicar un comentario